viernes, 30 de mayo de 2014

Gloria Fuertes ( 5 )

Gloria Fuertes



·         EL REY DEL RÍO RÍE

El rey del río ríe,
ríe sin parar,
se oye su carcajada,
hasta en la cascada.

El rey del río era un salmón,
orgulloso y fanfarrón,
no tenía escamas ni corazón.

Un día, un pececillo rojo
se acercó a su rey:
-¡Oh, majestad,
con usted quiero hablar!
-¿Eres un salmón?
-No, soy salmonete.
-Eres pequeño, vete.
(Y le dio un coletazo).

El rey del río,
Salmón Tercero,
era muy fiero,
y mandó a sus criados, los “lucios”,
que no dejaran vivir en sus aguas,
a los peces pequeños y feos; después
soltó una carcajada tan ruidosa,
que el río se llenó de olas.

Una noche, se levantó el día y se levantó
“la veda de la pesca”.
Llegaron al río los pescadores,
tenían permiso para pescar sólo
a los grandes salmones.
Los pescadores pescaron y pescaron
montones de salmones.
Entre ellos iba Salmón Tercero.
El rey del río ya no ríe.


·         EL DINOSAURIO Y DOÑA FLORA

La dinosauria
estaba encantada,
era la niña más rara
de toda la manada.

La dinosauria se casó.
Y tuvo siete dinosauritos alrededor.

Su hermano soltero,
Dinosaurio,
vivió más que ninguno.

Vivió tanto
que aún hoy
causa espanto.

El dinosaurio
ahora vive en un armario.

Y doña Flora,
la exploradora,
le pone agua y naftalina
a toda hora.




·         EL OSO PEREZOSO

Un coche de carreras
corre a cuatrocientos kilómetros
por hora
por la carretera.

Un oso perezoso
avanza medio kilómetro por hora
por la selva.

El oso perezoso
lento anda,
trepa lento,
come hojas,
le peina el viento.

El perezoso
parece un pequeño oso.
Se llama perezoso,
porque no hace nada,
siempre está dormido
en una rama.
Duerme veinte horas al día,
duerme boca abajo,
come boca abajo,
apenas se mueve,
es un tío vago.


·         EL DENTISTA DE LA SELVA

Por la mañana
El dentista de la selva
trabajó intensamente
con un feroz cliente.

Era el rey de la jungla,
era un león imponente,
con colmillos cariados
y que le faltaba un diente.

Por la tarde
Y dijo el doctor dentista
a su enfermera reciente:
-Pon el cartel en la choza,
no recibo más pacientes,
ha venido un cocodrilo
que tiene más de cien dientes.


·         EL AMANECER

Anda que te anda María.
Anda que te anda José,
van buscando un portalico,
que el niño Dios va a nacer.

Lloran las estrellas,
¡al amanecer!
Los pájaros ríen,
¡al amanecer!
¡Cantan los pastores!
¡al amanecer!

Sonríe María,
rezaba José.
¡Ya huelen las flores!
¡Ya brillan sus pies!
¡Ríe la campana
con el cascabel!
El niño esperado reluce,
¡al amanecer!


Regalos le llevan
todos a Belén:
corderos guisados,
conejo y laurel,
cazuelas de nata,
tarritos de miel.

Un viejo pastor,
con aires de rey,
viene fatigado
de Jerusalén.


Un cortejo llega
rendido de sed.
La estrella de plata
les anuncia a Él.

¡Ya le ven los Magos!
¡Todos ya le ven!
¡Ya hay sol en la tierra
de María y José!
¡Ya hay Amor y Paz!
¡Ya hay Luz en Belén!


·         NIÑO BARATO

En el portal de Belén
hay un niño muy barato,
le dan calor animal
un perro y un gato.

No ha hecho más que nacer
y ya nos hizo el milagro,
le dan calor animal juntitos
un perro y un gato.

Su padre es obrero,
-sin trabajo- y a sus manos,
le dan calor animal
un perro y un gato.

Su madre le da alimento
y, a su pecho inmaculado,
le da calor animal
un perro y un gato.

Dentro desnudo hay un Niño,
fueran la nieve nevando
le dan calor animal
un perro y un gato.



·         EL REY DE LA PAZ

¡Alégrate, zagala!
¡Alégrate pastor!
Ha nacido Jesús,
es nuestro Redentor.

Ha nacido Jesús,
qué pena, en un establo,
sin más luz que su luz,
sin más sol que sus manos.

Sin más luz que sus ojos,
nació el Crucificado,
nació el Rey de la Paz,
nació el Cordero Blanco.

Igual los pastores,
que los Reyes Magos
doblan sus rodillas
y beben cantando.

Y beben la paz
de sus ojos claros.
El frío no quiere
entrar al establo.


·         EL NIÑO DORMILÓN


No te duermas, Hijo,
que están los pastores.
Ellos te traen quesos,
ellas te traen flores.

Hijo, no te duermas,
que vienen los Magos.
Melchor, si le vieras,
los ojos muy largos,
Baltasar muy
negros
Y Gaspar muy
claros.

Hijo, no te duermas,
que nace mi llanto.
No cierres los ojos,
que te está mirando
un pastor sin madre
que vino descalzo
a ofrecerte un cuenco.
Cuenco de sus manos
lleno de azulinas
de las de tus campos.
¡Hijo, no te duermas,

que te están rezando!

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